El operativo de seguridad en el Congreso de Puebla se desarrolló tal como y se había previsto. Este miércoles, el gobernador Miguel Barbosa Huerta, habría acudido a la sede legislativa a rendir su cuarto informe de labores. La visita se concretó, aunque en circunstancias completamente distintas.
Quince minutos después de las 9 de la mañana, arribó al edificio de la 5 Poniente 128 un convoy de al menos siete camionetas, con dos motopatrullas escoltando su paso y con las sirenas a todo volumen, anunciando la llegada de la carroza que transportaba los restos de Barbosa Huerta.
Al interior del Congreso, los integrantes de la 61 legislatura, secretarios de estado y algunos alcaldes del interior de Puebla, recibieron a la señora Rosario Orozco y a sus hijos, para rendir un homenaje de cuerpo presente al gobernador. En la calle y en el edificio, los aplausos estallaron.
La ceremonia inició al grito de ¡Gobernador!, coreado por todos los presentes. Sergio Salomón Céspedes Peregrina, presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso, fue el encargado del discurso con que el poder legislativo despidió al gobernador.
Confesó que horas antes había estado redactando el texto alusivo al informe del ejecutivo, del que rescató algunas líneas para dirigirse al mandatario como lo hubiera hecho si él siguiera con vida. Con voz entrecortada, reconoció su legado, su compromiso con lo gente del pueblo.
“Hoy, hasta donde esté, le quiero decir que ha sido muy gratificante caminar junto a usted señor gobernador y hacerlo siempre con ese sentido de justicia social que lo caracteriza y al cual me he sumado como legislador plenamente convencido. Puebla tendrá a bien recordar su legado como alguien que transformó al estado sin protagonismos, con firmeza y con convicción”.
Miembros de la Junta de Gobierno y Coordinación Política de la 61 legislatura montaron la primera guardia de honor, posteriormente los integrantes de la Mesa Directiva, hicieron lo propio. Finalmente, todos los presentes despidieron al gobernador con un minuto de aplausos.
La señora Rosario, viuda de Barbosa, encabezó entonces el cortejo que a pie acompañó el ataúd hasta el palacio de justicia, del brazo de su hijo Miguel y de la mano de Charo, su hija. En la sede del poder judicial, el magistrado Joel Sánchez, reconoció el carácter fuerte del mandatario. Su espíritu guerrero.
“Fue una gran guerrero, eso es una enseñanza, es un gran legado que debemos observar para honrar su memoria, para ser mejores personas, para ser mejores servidores públicos y para que llegado nuestro momento tengamos la convicción de haber cumplido con nuestra misión”.
Miguel Barbosa fue despedido del primer cuadro de la ciudad con aplausos, porras y coros. Con las muestras genuinas de afecto de los poblanos que con lágrimas en los ojos vieron pasar su cortejo, fue despedido con el sol intenso de diciembre, el mes que no se cansa de sorprender a los poblanos.
